martes, 19 de abril de 2011

HÁRBARDSJOD

HÁRBARDSJOD
(Canto de Hárbard)


Thor volvía de oriente, cuando llegó ante un canal. Al otro lado del canal estaba el barquero con su barca. Thor dijo:
“¿Quién es el mozo entre los mozos    a la otra orilla del canal?”
Respondió:
“¿Quién es el hombre entre los hombres que me habla sobre las olas?”
Thor dijo:
“Crúzame el canal,    te daré buen desayuno,
llevo en mi cesta, a la espalda,    el mejor de los almuerzos;
comí en mi casa,    antes de marchar,
arenque y cabrito,    y aún estoy saciado.”
El barquero dijo:
“Cual proeza temprana    alabas tu comida;
y eres poco previsor:
triste está tu familia,    creo que tu madre murió.”
Thor dijo:
“Dices ahora    lo que a todos parece
ser lo más grave:    que mi madre ha muerto.”
El barquero dijo:
“Claro, ya veo    que te faltan tres bienes:
llevas las piernas desnudas,    ropas de vagabundo,
ni calzas parece que tengas.”
Thor dijo:
“¡Trae acá tu lancha!    Te diré dónde atracar.
Mas, ¿de quién es la barca    que ahí tienes en tierra?”
El barquero dijo:
“Hildúlf se llama    quien me mandó vigilar,
el sagaz guerrero    que habita el Rádseysund;
me dijo que no pasara    salteadores ni cuatreros,
sólo a los buenos    y a los que conozca bien.
Dime, pues, tu nombre    si quieres pasar el canal.”
Thor dijo:
“Sí, te diré mi nombre    aunque me afrentes,
y a toda mi familia:    soy el hijo de Odín,
hermano de Meili    y padre de Magni,
rey poderoso de dioses:    con Thor estás hablando.
Y ahora quiero saber    cómo te llamas tú.”
El barquero dijo:
“Hárbard me llamo,    y no oculto mi nombre.”
Thor dijo:
“¿Por qué ocultar tu nombre    si no has hecho algo malo?”
Hárbard dijo:
“Y aunque lo hubiera hecho,    si es a alguno como tú,
salvaría mi vida    si no es la muerte mi sino.”
Thor dijo:
“Poca gana me da
de vadear yo las olas    y mojar mi carga;
te haré pagar tus burlas, insolente,
y tus chanzas,    si es que paso el canal.”
Hárbard dijo:
“Aquí me quedo,    aquí te espero,
no hallarás nadie más recio    desde la muerte de Hrungnir.”
Thor dijo:
“¿Quieres recordarme    mi lucha con Hrungnir,
el gigante altanero    de cabeza de piedra?
Pues le derribé,    y le quité la vida.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”
Hárbard dijo:
“Estuve con Fjölvar    durante cinco inviernos,
en la isla    que llaman Allgraen;
combate allí tuvimos,    y hombres abatimos,
mucho osamos,    y el amor gustamos.”
Thor dijo:
“¿Cómo os trataron vuestras mujeres?”
Hárbard dijo:
“Serían mujeres vivaces    si hubieran sido dóciles,
serían mujeres sabias    si hubieran sido fieles;
trenzaron cables    con arena,
y de valles profundos
excavaron prados.
Sólo mi juicio    fue mejor que el de ellas,
yací con siete hermanas,
y tuve amor y placer con todas.
¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”
Thor dijo:
“Yo maté a Thjálfi,    el audaz gigante,
y lancé los ojos    del hijo de Allvaldi
hacia el claro cielo;
son las mejores huellas    de mis proezas
pues todos los hombres las pueden ver.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”
Hárbard dijo:
“Muchos amoríos    tuve con hechiceras,
y se las quité a sus maridos;
un fiero troll    creo que fue Hlébard,
me dio la varita mágica
y yo le arrebaté la razón.”
Thor dijo:
“Mal premio le diste por su buen regalo, me parece.”
Hárbard dijo:
“Tiene el roble    lo que a otros quita;
cuide de sí cada uno.
¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”
Thor dijo:
“Yo estuve en oriente,    combatiendo gigantes,
y pérfidas doncellas    cuando iban al monte;
muchos hijos tendrían los trolls    si todos vivieran,
ningún hombre podría    vivir en el Midgard.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”
Hárbard dijo:
“Yo estuve en Valland    librando combates,
incité a la lucha,    nunca a hacer la paz.
A Odín van los nobles    que caen en combate,
 y a Thor sólo los thrals.”
Thor dijo:
“Desigual reparto    harías de la gente a los Aesir
si tuvieras poder para hacerlo.”
Hárbard dijo:
“Thor es muy fuerte    mas no valiente;
por miedo y cobardía    te ocultaste en el guante,
y no parecías Thor.
No tuviste valor,    lleno de miedo,
de estornudar ni peer,    por si Fjalar te oía.”
Thor dijo:
“¡Hárbard, maricón!    Te enviaría al infierno
si pudiera cruzar el vado.”
Hárbard dijo:
“¿Por qué cruzar el canal    si no tenemos pleito?
¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”
Thor dijo:
“Yo estuve en oriente    defendiendo ríos,
cuando me atacaron    los hijos de Svárang.
Me arrojaron piedras:    de poco les sirvió
pues enseguida hubieron    de pedirme la paz.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”
Hárbard dijo:
“Yo estuve en oriente,    charlé con una muchacha
blanca como el lino, jugamos    y hubo encuentros secretos:
gocé a la áurea doncella,    la moza amaba el placer.”
Thor dijo:
“Buen surtido de muchachas tenías entonces.”
Hárbard dijo:
“Tu ayuda    habría precisado, Thor,
para guardar a la blanca cual lino.”
Thor dijo:
“Bien te habría ayudado    si hubiera estado allí.”
Hárbard dijo:
“En ti habría confiado,    si no fueras tan falso.”
Thor dijo:
“Yo no muerdo los talones    cual vieja bota en primavera.”
Hárbard dijo:
“¿Qué hacías tú entretanto, Thor?”
Thor dijo:
“Doncellas guerreras    combatí en Hlésey.
Habían hecho lo peor:    mataron a todo un pueblo.”
Hárbard dijo:
“Fue gran cobardía, Thor,    luchar contra mujeres.”
Thor dijo:
“Esas eran lobas    más que mujeres,
destrozaron mi barco    que estaba varado,
me asustaron con un tocho,    pusieron en fuga a Thjálfi.
¿Qué hacías tú entretanto, Hárbard?”
Hárbard dijo:
“Yo estuve con la tropa    que vino aquí;
las banderas erguidas,    tintas en sangre las lanzas.”
Thor dijo:
“¿Así, dices que fuiste tú quien vino a traernos la discordia?”
Hárbard dijo:
“Te ofrezco en compensación    un buen brazalete,
como harían los jueces    queriéndonos reconciliar.”
Thor dijo:
“¿Dónde aprendiste tales    palabras mordaces?
Nunca las he oído    de mayor sarcasmo.”
Hárbard dijo:
“Las aprendí de los hombres antiguos, que ahora viven en los bosques de la tierra.”
Thor dijo:
“Buen nombre das a los túmulos mortuorios, al llamarlos bosques de la tierra.”
Hárbard dijo:
“Así lo creo yo también.”
Thor dijo:
“Ese descaro    te resultará mal
si decido vadear las olas;
más fuerte que el lobo,    gritarás, seguro,
si te golpeo con mi martillo.”
Hárbard dijo:
“Sif tiene un amante,    vete a casa a buscarlo:
podrás probar tu valor    en cosa más acuciante.”
Thor dijo:
“Das gusto a tu lengua, dices    lo que puede doler más;
eres un cobarde,    y creo que mientes.”
Hárbard dijo:
“Creo que digo la verdad,    se retrasa tu viaje
habrías llegado ya lejos, Thor,    si hubieras puesto otra cara.”
Thor dijo:
“¡Hárbard, maricón!    Tú me has retrasado.”
Hárbard dijo:
“A Ásathor    nunca pensé que pudiera
frenarle un barquero en el viaje.”
Thor dijo:
“Te daré un buen consejo:    trae acá tu barca,
dejémonos de amenazas,    acude al padre de Magni.”
Hárbard dijo:
“¡Vete del canal!    Se te niega el paso.”
Thor dijo:
“Muéstrame, pues, el camino    si no me quieres cruzar el mar.”
Hárbard dijo:
“Fácil es negarse:    lejos hay que viajar.
Una hora en el campo,    otra campo a través,
luego un camino a la izquierda,    hasta llegar a Verland.
Allí hallará Fjörgyn    a su hijo Thor
y le indicará los caminos familiares    hacia tierras de Odín.”
Thor dijo:
“¿Llegaré allí hoy?”
Hárbard dijo:
“Con fatiga y dolor,    creo que al alzarse el sol,
cuando se funde la nieve.”
Thor dijo:
“Breve será ya la charla,    ya que sólo con burlas me respondes;
pagarás por negarme el viaje,    si nos volvemos a encontrar.”
Hárbard dijo:
“¡Vete ya, y que te lleven los demonios!”



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